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viernes, 24 de junio de 2011

MINI VACACIONES EN BENICASSIM

Cervecitas, playita, piscina, siesta, buffet libre,… Un delicioso y sabroso cóctel que se convierte en unas minivacaciones en Benicassim. Llamo minivacaciones a la “suerte” de tener dos días seguidos de fiesta; algo de lo que carecemos los desgraciados que trabajamos todos los sábados. Afortunadamente la Segunda Pascua de Cataluña (Adoro todas las fiestas de este “país”) nos permitió realizar un viajecito para recargar pilas.

Benicassim (280 kilómetros al sur de Barcelona) fue lo más cercano, disponible y barato que encontramos para pasar un par de jornadas de relax y descanso, para que luego digan las dificultades económicas que tenemos en España. Aunque en su defensa, diremos que, además de los catalanes, los franceses también tenían fiesta y que muchos eligen el mes de junio para disfrutar de sus vacaciones ya que es más asequible.

La verdad es que cuando uno escapa del ajetreo laboral se olvida de todo y va contento a todas partes, a pesar de tener que viajar un poquito más de la cuenta para conseguirlo. Como me hubiera gustado que se terciara diversos factores como los turnos de trabajo y alargar un poco más el suplicio de los 110 kilómetros por hora hasta Salamanca… Efectivamente, la ciudad levantina era el plan B, nunca mejor dicho.

Tras aparcar nuestro vehículo a la puerta del hotel, toca inspeccionar la habitación (Dícese de tumbarse en la cama, coger el mando de la TV, encenderla y memorizar los canales más interesantes). Después de reposar, deshacer la maleta (abrirla sin más) y contemplar la vista del mar desde la terraza el tiempo suficiente para darte cuenta que no tienes nada mejor que hacer (Es decir, darse cuenta que estás de “vacaciones”), es la hora de dar el paseo de rigor y exploración por la playa y los alrededores.

El paseo vespertino nos dejó las fotos para el recuerdo de María y mi brazo derecho cansado después del lanzamientos de “cantos” (Dícese de piedras en mi pueblo) al mar. Resulta que una pequeñísima parte de la playa de Benicassim es de piedrecitas (Supongo que para la gente que no le guste la arena) y cuando uno se encuentra allí lo que le apetece es ver cuántas veces es capaz de botar la piedra en sus lanzamientos. El truco está en coger la piedra adecuada, un poquito pesada, fina y alargada. ¡Qué diver!

Pensión Completa. Requisito que se me antojo a la hora de reservar el hotel gracias a mi “atracción” por el buffet libre y a que salía más rentable económicamente que la Media Pensión (Cosas que se pegan por estas tierras…). Cocina en vivo, carne, pescado, pasta con todo tipo de salsas, fritos variados, fruta, helado, etc. Todo un paraíso de la alimentación para degustar y saborear en dos desayunos, dos comidas y dos cenas… Una pena que pusieran las mejores cosas y los postres más golosos cuando uno ya estaba más cansado de la cuenta para seguir comiendo y le dolía un poquito la barriga.

He visto varias playas en mi vida y, por el momento, me quedo con las arenas finas y las aguas bastante cristalinas de la zona levantina. Además su leve oleaje te permite disfrutar del baño con mucha comodidad y sin sobresaltos. Nuestro intercambio de golpes con las palas (A los malpensados, me refiero al intercambio con una pelota) se vio interrumpido por los niños de turno que les gusta observar desde muy cerca…

También hubo tiempo para jugar 18 hoyos en el minigolf del hotel. El “buen” novio que llevo dentro me animó a dejar practicar a mi rival los primeros golpes e incluso a repetir alguno que otro para (eso creía yo) “igualar” la lucha. Cosa de la que me arrepentí unos hoyos más tarde cuando me dí cuenta del que tenía que haber practicado más era yo. Nota mental: No se debe dar facilidades al contrario, sea quién sea. Solamente diré que ambos contendientes sobrepasamos, probablemente con mucho, el par del campo. Tanto es así que la ardilla que seguía nuestra competición desde un arbusto, se asustó y subió trepando el árbol más alto del complejo. Estuvo bien la verdad… ¡Quiero la revancha!

P.D.: No pude menos que repetir hasta la saciedad historias y recuerdos (de los que se pueden contar… jeje!!) de las inolvidables vacaciones que pasé el año pasado junto mis amigos en Oropesa de Mar. La mega terraza de nuestro apartamento, la “gran” piscina, la playa, nuestros partidazos de voley, el Barrales que ya no existe (creo que ahora es una óptica o algo así), el Salitre que montan sólo para verano o los paseos hasta la ciudad fantasma que es en el mes de junio Marina D´Or son solo algunos ejemplos.
Lo siento mucho, pero creo sinceramente que deberíamos repetirlo…

viernes, 10 de junio de 2011

RAFA, ERES EL MÁS GRANDE DE LA HISTORIA

Unos pocos días y diez “Grand Slam” después me han servido para darme cuenta de la ignorancia deportiva que hay en nuestro país. Algunos que otros “bienaventurados” llevan esta semana preguntando y debatiendo si Rafa Nadal es el mejor deportista español de todos los tiempos. Pobres ignorantes… Una persona con la cabeza bien amueblada y amante de los deportes sabe ya que el tenista manacorí es desde hace tiempo, y con mucha diferencia, el más grande de la historia de España.

¿Por qué? (Como me gusta últimamente esta pregunta… me entran unas ganas locas de cantar…) Muy fácil. Empezaré por el final. Tiene solo 25 años, sí, aunque parezca mentira y pensemos que lleva más de 100 años jugando al tenis, Rafael tiene un cuarto de siglo recién cumplidito y si él quiere y las lesiones no se lo impiden, tiene cuerda para rato. Y sí, porque a pesar de que muchos dudáramos de sus posibilidades en el último Roland Garros, ha vuelto a lograr un merecidísimo título contra viento y marea.

Tras las dudas iniciales generadas en su juego durante los primeros partidos, el agarrotamiento y lentitud de sus piernas, el tremendo daño mental ocasionado por las cuatro finales perdidas ante Novak Djokovic y, por supuesto y un año más, la irrespetuosa (por no decir otras mil cosas peores) afición francesa, Nadal consiguió alzar su sexta corona parisina ante el tenista más grande de la historia, Roger Federer.

Seis Roland Garros, dos trofeos de Wimbledon, un Open de Australia, una copa del US Open, el tenista con más galardones de Masters Series (por delante del insuperable Federer), oro olímpico en Pekín, decenas de títulos individuales y 100 semanas en lo más alto del tenis mundial (Número Uno de la clasificación ATP). Creo que el chaval no va mal de momento… Más si cabe cuando más de uno lo quiso enterrar hace un tiempo después de sus numerosas molestias de rodilla y sus problemas personales. 



Lo más grande de Rafa es su humildad y sacrificio. La humildad que le permite tener los pies en el suelo día a día después de los grandes éxitos que consigue semana a semana y que, además, hace que sea una gran persona fuera de las pistas de tenis. Solo así se puede comprender como sigue hablando bien de los franceses. Y sacrificio porque no da nunca una pelota por perdida en ningún momento. Si alguien quiere superarle tendrá que ser porque ha tenido que dar una bola más gracias al sobreesfuerzo de Nadal.

Tampoco me gustaría olvidarme del entorno. Ese núcleo de personas que ayuda a mejorar las prestaciones de un deportista y a crecerse en los peores momentos. La figura de Toni Nadal es el mayor exponente. Su tío, su entrenador y su confianza. Él único capaz de gritarle en público: “Deja de quejarte de tonterías y juega al tenis”. Solo así se puede comprender una exitosa conexión que ha dado grandes frutos al deporte español.

Miguel Indurain, Pau Gasol, Severiano Ballesteros, Ángel Nieto, Xavi, Casillas, Fernando Alonso… Todos ellos han sido, son o serán leyendas pero no pueden compararse con el impresionante palmarés de Nadal ni con la dificultad añadida de lograrlo en solitario, es ahí donde radica la grandeza y excelencia del tenis. Salvo Ballesteros, el resto se ha apoyado en sus compañeros o una máquina para lograr sus hazañas. No les resto valor, solo engrandezco aún más la figura de Rafael Nadal.

Cuando alguien es capaz de acostumbrarnos a llegar a una final semana tras semana sin alabar su trabajo y esfuerzo es que es muy bueno. Cuando alguien consigue que dudemos de sus éxitos en los peores momentos y no celebremos con total justicia todo los que nos da es que es más que muy bueno. Y cuando alguien logra que sus derrotas suenen con más fuerza que sus victorias es que pierde pocas veces y que gracias a ello se ha convertido en EL MÁS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS…

GRACIAS RAFA, GRACIAS NADAL…