¿Queréis saber algo curioso? Os lo cuento si me aseguráis que no saldrá de aquí… No es ninguna broma y me da un poco de vergüenza… Lo que más me gustó de los Carnavales de Venecia fue disfrutar en la habitación de nuestro hotel de POKER ITALIA 24… un canal italiano de televisión con retransmisiones y programas de póker durante las 24 horas del día!!! En serio, es alucinante, increíble, maravilloso y, sobre todo, muy adictivo, preguntárselo a María…
Venecia es una ciudad (mierda, he utilizado los mejores adjetivos para el póker…) emblemática. Gracias a la desinteresada e inestimable ayuda de nuestros amigos Eva y Sera pudimos viajar a la isla durante la celebración de sus Carnavales (Canales, vaporettos, máscaras y disfraces pintorescos en lugar de toros y cerveza, una novedad para un farinato como yo…). Lo cierto es que sin los consejos de Eva no creo que hubiéramos ido más allá de Piazza Roma (es decir, la Estación de Autobuses).
El vaporetto fue nuestro mejor amigo esos días ya que nosotros teníamos el hotel en la isla de Lido, al lado de la isla de Venecia. Así que estos barcos eran nuestro medio de transporte de una punta a otra y de unos lugares a otros, una cosa similar al metro. La primera vez impresiona un poco, más cuando tienen que amarrarse a tierra con una soga pero luego te hace gracia y lo echas de menos cuando regresas a Barcelona…
La verdad es que hay pocas cosas que ver en Venecia (comparando a otras ciudades con muchos monumentos) aunque lo mejor es que todo está muy bien señalizado. Casi no nos hizo falta el mapa y llegamos a todos los lugares que queríamos ver gracias a las indicaciones que hay cada pocos metros en las calles. Se trata de un gran laberinto entre callejuelas que no tiene perdida ya que siempre te lleva a lo que buscas.
Dando nuestro primer paseo por la ciudad nos dimos cuenta de que éramos unos “turistas” singulares ya que éramos los únicos sin máscaras. Primer objetivo, hacernos con un reflejo de nuestra cara… María escogió una muy bonita y yo… una distinta. Como no podía ser de otra manera, (me encanta hacerlo) yo la compré “regateando” con un paisano. Una forma de enseñar lo rácano que se hace uno en Cataluña…
Es impresionante andar por Venecia y observar cómo toda la gente va disfrazada con los atuendos de “antaño”, sus máscaras y ver que tú formas parte de ello. Sin embargo, yo que he visto muchas películas, me intriga qué o quién puede estar detrás de cada máscara… Puedes estar sonriendo a una guapa señorita cuando en realidad es un señor mayor o algo peor. Supongo que ese es el encanto que desprende el Carnaval veneciano.
Otra de las cosas que nos suele ocurrir cuando viajamos por “ahí” es que siempre nos encontramos uno de los edificios de las “postales” en obras… Nos ocurrió en Londres, París, Roma y ahora, en Venecia. Creo que deberíamos mirar esos detalles antes de elegir nuestro próximo destino, para que las fotos queden bien más que nada…
Y, como olvidar, nuestra “obligada” costumbre de comprar algo a la familia. Algo gracioso teniendo en cuenta que antes de viajar decimos que no lo vamos a hacer (que son muchos gastos, etc.) y luego vemos como perdemos varias horas en encontrar algo bonito y barato…y es que la desesperación se apodera de nosotros en ese momento…
No, no montamos en las góndolas románticas… Los dos primeros días no fui capaz de convencer a María. Y los dos siguientes, la lluvia y el frío nos lo impidieron. Algo que sucede cuando vas a un sitio y a la vuelta te das cuenta de que se te ha olvidado hacer, aunque en este caso, lo sabíamos antes de regresar… De todos modos, yo nunca olvidaré la voz de reclamo de los mozos de las góndolas: “Gondole, gondole…”.
P.D.: No os bajéis nunca en una parada de vaporetto que no se baja nadie… aunque creáis que es lo mejor… y por muy desesperados que estéis…
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