¿Por qué cuando uno prepara sus vacaciones se olvida de anotar “descanso” en su agenda? Y no, a mí no me vale con desconectar del trabajo como sustitutivo del relax… Al fin y al cabo, eso es lo que hago cada vez que salgo por la puerta de mi empresa. Me he pasado todo el invierno currando sin parar, dejando pasar las fiestas, post-fiestas de navidad, etc. sin poder tomarme un respiro, deseando que llegaran los días de asueto para descansar, pero… he vuelto más “reventado” que cuando me fui.
¿Cómo puede ocurrir esto? Es muy sencillo… Unas semanas antes buscas por Internet diversas opciones para esos días. Entre ellas, contemplar la televisión desde el sofá durante las horas que estés despierto. Una posibilidad que rechazas “por el qué dirán…” (Cómo me arrepiento…). Otra es ir a un hotel de playa con tu pareja y disfrutar del “Todo Incluido” y las ofertas económicas que existen por estas fechas (Un sueño aún por cumplir y por el que seguiré luchando a lo largo de mi vida…). Sin embargo, acabas decidiéndote por regresar a casa y, además, irte a conocer una ciudad europea.
Lo cierto es que quería ir a Salamanca porque desde que estoy en Barcelona no había estado allí más de tres días seguidos por culpa del trabajo. Y, por supuesto, porque echo de menos las cañas y las tapas de mi tierra. Por muchos años que siga por la ciudad condal no creo que me acostumbre a tomar una cerveza acompañada de unos frutos secos… Así que tenía cinco días completos para “desestresarme” con la familia y los amigos y para saborear de nuevo la costumbre charra de “ir de pinchos”.
En mi agenda vacacional, siempre hay citas inamovibles para mí: la visita a mi abuela y mi abuelo, estar con mis padres, la familia y ver a mis amigos. (Sí, cuando he estado dos días también he cumplido con la tradición…). Pero no es oro todo lo que reluce. En mi “planning” se produce un fallo constantemente: nadie queda contento con el tiempo que le dedico a cada uno. Y fastidia sí, mucho, porque lo único que pretende un servidor es disfrutar al máximo con la gente que quiere aunque parezca lo contrario…
Tras los asuntos salmantinos, nos queda el viaje romántico con tu novia a una ciudad europea. Una ocasión de oro para estar con la persona que más quieres en un precioso rincón del planeta y olvidarte de las preocupaciones. Algo que deberíamos hacer todos de vez en cuando y que nuestra ajetreada vida laboral nos lo impide cada día. ¿Cuál es el problema entonces? Pues que quieres hacer tantas cosas en tan poco tiempo que acabas “matando” a tu cuerpo después de su “tortura laboral” y su “estrés vacacional”… ¿Y dónde estuvimos? De ese tema ya hablaremos en otro momento…
Se acabaron las vacaciones, tardarán mucho, mucho en volver y estoy más cansado que nunca… Días de trasnochar, madrugones, viajes relámpagos de un sitio para otro, comer a deshoras, etc. Es así, pero muy satisfecho, muy contento y con una sensación tan maravillosa que recorre todo tu cuerpo porque sabes que has hecho todo lo que te propusiste en tu agenda y lo que querías para cumplir con unas felices vacaciones…
P.D.: Siento haber hecho esperar tanto a los “muchos fieles” que desean leer mis inquietudes y pensamientos. Supongo que habrá sido muy duro pasar el “mono”…
P.D.: A los que han disfrutado con mi ausencia, lamento que tengan que volver a tragar con mis tonterías. Intentaré “aburrirles” más a menudo…
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