Da igual los “millones” de kilómetros que nos separan de Ekaterimburgo (Rusia) y los casi mil que hay entre Sant Joan Despí y nuestra tierra amada (Salamanca patria mía), el pasado fin de semana me sentí más salmantino que nunca y especialmente orgulloso del Halcón Avenida. Ese equipo, esa razón de ser que nos ha dado el mayor éxito que un club de baloncesto femenino puede conseguir, el triunfo en la Euroliga.
Después de tantas victorias del Barça y la selección española, los trofeos de Nadal, los títulos del motociclismo, los anillos de Gasol, etc. a lo largo de los últimos años, me hace muchísima ilusión que esta nueva hazaña deportiva venga gracias a la aportación de mis paisanos. Y también ayuda haber superado con solvencia en las semifinales al Ros Casares (Dícese del rival al que un servidor le tiene siempre muchas “ganas”…).
El Halcón Avenida es especial. Es un equipo MUY GRANDE que directivos, entrenadores y jugadoras hacen que te sientas parte de ellos estés dónde estés… Directivos, porque año tras año pese a ser una de las mejores plantillas del continente europeo continúa, entre otras buenas cosas, con su política de entradas baratas. Tienen todo el derecho a hacer lo contrario, se lo han ganado y no lo hacen. Estoy seguro que no por ello dejaría de asistir la gente al pabellón.
Entrenadores, porque te tienden la mano siempre que la necesitas sin recibir nada a cambio (Gracias a José Ignacio por lo de Zaragoza, a Jordi por “socorrernos” en la Seu d´ Urgell y a Lucas por hacernos campeones de Europa). Y, jugadoras, ya que sin ellas nada de todo esto tendría sentido. Por su lucha, por su entrega, por su sacrificio, por ser siempre tan cercanas y por querer llevar a Salamanca a lo más alto. GRACIAS…
El Avenida es el único conjunto por él que he hecho colas de más de seis horas para irlas a ver (set de camping con Monopoly incluido, qué recuerdos…). Es el motivo que me ha llevado de visita a pueblos tan peculiares como Olesa de Montserrat y la Seu d´Urgell, así como a las ciudades de Zaragoza, Zamora, Girona y Madrid. Y sí, también he llegado a conseguir algo de lo que casi nadie (repito, casi nadie) puede presumir: dejar de ver un encuentro del Barcelona…
El sacrificio del club para confeccionar esta plantilla de ensueño ha dado sus frutos. Primero, la Supercopa en casa del Ros Casares. Un golpe en la mesa para demostrar que algo iba a cambiar esta temporada y otro para aventurar lo que estaría por llegar. Caer en las semifinales de la Copa de la Reina fue para muchos un fracaso pero soy de los que piensan que los grandes equipos se fortalecen con una dura derrota a tiempo.
Alba Torrens (¡como se me parece a Juan Carlos Navarro en su versión femenina!, un uno contra uno letal, penetraciones espectaculares, cada vez mejor tiro de tres…) se llevó el MVP de la final. Está llamada a hacer historia y convertirse en la mejor jugadora española de todos los tiempos aunque creo que el premio lo debería de compartir con todo el equipo.
La magnífica dirección de Silvia (jugó el partido de su vida en la mejor ocasión para hacerlo), el descaro de Xargay, las defensas y los puntos de De Mondt y Snell, la lucha y la fuerza de De Souza y Lyttle, el juego y la visión de Montañana, y por supuesto, la gran aportación al grupo de Isa, Gastaminza y Gil. El éxito y el premio son de todas ellas. Lo que daría por estar hoy en Salamanca para ovacionarlas como se merecen…
Y todavía queda la Liga. Una competición que honra al mejor conjunto y al más regular. Circunstancia que se ha ganado durante todo el año el Perfumerías Avenida al ganar todos sus partidos, con una única derrota. Aunque los “play offs” dan la oportunidad de alzar el campeonato al segundo, tercer y cuarto mejor equipo del torneo. Esperemos que los aficionados charros les lleven en volandas para culminar con un broche de oro una campaña histórica que SIEMPRE recordaremos y que JAMÁS olvidaremos.
GRACIAS AVENIDA… GRACIAS SALAMANCA…
P.D. Gracias Anke, Gracias Belinda, Gracias Silvia, Gracias Alba, Gracias Isa, Gracias Amaya, Gracias Marta, Gracias Anna, Gracias Laura, Gracias Erika, Gracias Sancho…
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